jueves, 12 de agosto de 2010

LA NECESIDAD DE SER RECONOCIDO

He extraído esto de algún lugar, no comentaré aquí de dónde, ni de quién para que no te condicione, disfrútalo, medítalo y si tienes preguntas, hazlas.

Miguel Pereyra Sensei.



Preguntaba alguien:

"¿Por qué siento que necesito tener aprobación y ser reconocido, especialmente en mi trabajo?"


Se tiene que recordar que la necesidad de tener aprobación y ser reconocido es asunto de todos. La estructura de nuestra vida entera es tal que nos enseñan que a menos que haya un reconocimiento no somos nadie, no tenemos valor. El trabajo no es importante, sino el reconocimiento. Y esto está poniendo las cosas al revés. El trabajo debería ser importante… una alegría en sí mismo. Tú deberías trabajar, no para ser reconocido sino porque disfrutas siendo creativo; tú amas el trabajo en sí.

Ha habido muy pocas personas que han podido escaparse de la trampa en la que la sociedad te pone, como Vincent Van Gogh. Él siguió pintando, hambriento, sin casa, sin ropa, sin medicina, enfermo, pero siguió pintando. Ni un solo cuadro se vendía, no había reconocimiento de ninguna parte, pero lo extraño fue que en estas condiciones él seguía siendo feliz… feliz porque lo que él deseaba pintar lo había podido pintar. Con o sin reconocimiento, su trabajo intrínsecamente es valioso.

A la edad de treinta y tres años se había suicidado, no debido a ningún sufrimiento o angustia, no, sino simplemente porque había pintado su último cuadro, en el que había estado trabajando durante casi un año: Una puesta de sol. Lo intentó docenas de veces, pero no quedaba satisfecho y los destruía. Finalmente logró pintar la puesta de sol de la manera que había anhelado.

Se suicidó escribiendo una carta a su hermano, “No me estoy suicidando por desesperación. Me estoy suicidando porque ahora no tiene caso vivir; mi trabajo está terminado. Además, ha sido difícil encontrar la manera de ganarme la vida. Pero eso estuvo bien porque tenía algún trabajo por realizar, un potencial en mí necesitaba llegar a ser real. Éste ha florecido, así que ahora no tiene caso vivir como un mendigo".

“Hasta ahora ni siquiera había pensado en ello, ni siquiera lo había mirado. Pero ahora eso es lo único. He florecido a mi máximo; estoy satisfecho, y ahora seguir arrastrándome, encontrando la manera de ganarme la vida, parece ser simplemente estúpido. ¿Para qué? Así que no es un suicidio
según mi parecer, sino sólo que que he llegado a mi realización, una parada total, y felizmente estoy dejando el mundo. Alegremente viví, alegremente estoy dejando el mundo".

Ahora, casi un siglo después, cada uno de sus cuadros vale millones de dólares. Hay solamente doscientos cuadros disponibles. Debe haber pintado miles, pero han sido destruidos; nadie se fijó en ellos.

Ahora tener un cuadro de Van Gogh significa que tienes un sentido estético. Su pintura te da un reconocimiento. El mundo nunca dio ningún reconocimiento a su trabajo, pero a él nunca le importó. Y esta debería ser la manera de ver las cosas.

Trabaja si lo amas. No pidas reconocimiento. Si viene, tómalo fácilmente; si no viene, no pienses en ello. Tu satisfacción debería estar en el trabajo en sí. Y si todos aprenden este arte simple de amar su trabajo, cualquiera que sea, gozando de él sin pedir ningún reconocimiento, tendríamos un mundo más hermoso para celebrar . Así como está, el mundo te ha atrapado en un patrón desdichado: Lo que estás haciendo no es bueno porque lo amas, porque lo haces a la perfección, sino porque el mundo lo reconoce, lo recompensa, te da medallas de oro, premios Nobel.

Se han llevado todo el valor intrínseco de la creatividad y han destruido a millones de personas, porque tú no puedes dar premios Nobel a millones de personas. Y has creado el deseo de reconocimiento en todos, así que nadie puede trabajar en paz, silenciosamente, gozando de lo que está haciendo. Y la vida consiste en cosas pequeñas. Para esas cosas pequeñas no hay recompensas, ni títulos otorgados por los gobiernos, ni grados honorarios dados por las universidades.

Uno de los grandes poetas de este siglo, Rabindranath Tagore, vivió en Bengala, India. Había publicado su poesía, sus novelas, en bengalí — pero ningún reconocimiento le llegó. Entonces tradujo un libro pequeño, Gitanjali, “Ofrenda de Canciones”, al inglés. Y estuvo consciente de que el original tiene una belleza que la traducción no tiene y no puede tener — porque estos dos idiomas, bengalí e inglés, tienen diferentes estructuras, diferentes formas de expresión.

El bengalí es muy dulce. Incluso si peleas, parece que estás involucrado en una conversación agradable. Es muy musical; cada palabra es musical. Esa cualidad no está en el inglés, y no se le puede traer; tiene diferentes cualidades. Pero de alguna manera él se las arregló para traducirlo, y la traducción — que es pobre comparada con el original — recibió el premio Nobel. Entonces de repente toda India se dió cuenta… El libro había estado disponible en bengalí, en otros idiomas hindúes durante años, y nadie se había dado cuenta de ello.

Todas las universidades deseaban darle un grado honorario (D. Litt). Calcuta, en donde él vivía, fue la primera universidad, obviamente, en ofrecerle este grado. Él lo rechazó. Dijo, “No me están dando un grado a mí; no le están dando un reconocimiento a mi trabajo, le están dando el reconocimiento al premio Nobel, porque el libro ha estado aquí de una manera mucho más hermosa, y nadie se ha molestado siquiera en escribir una evaluación”. Él rechazó aceptar cualquier D. Litt. Dijo, “Es para mí un insulto”.

Jean-Paul Sartre, uno de los grandes novelistas, y un hombre de enorme revelación en la psicología humana, rechazó el premio Nobel. Dijo, “He recibido suficiente recompensa mientras creaba mi trabajo. Un premio Nobel no puede agregarle nada; por el contrario, me hace retroceder. Es bueno para los aficionados que están en busca de reconocimiento; soy bastante mayor, y he gozado lo suficiente. He amado todo lo que he hecho. Esa fue mi propia recompensa, y no deseo ninguna otra recompensa, porque nada puede ser mejor que lo que ya he recibido”. Y tenía razón. Pero la gente correcta es poca en el mundo, y el mundo está lleno de gente incorrecta viviendo en trampas.

¿Por que deberías preocuparte por el reconocimiento? Preocuparse por el reconocimiento tiene un significado solamente si no amas tu trabajo; entonces es significativo, entonces parece ser un sustituto. Tú odias el trabajo, no te gusta, pero lo estás haciendo porque habrá reconocimiento; serás apreciado, aceptado. Más que pensar en el reconocimiento, reconsidera tu trabajo. ¿Lo amas?… entonces eso es todo. Si no lo amas, entonces ¡cámbialo!

Los padres, los profesores están reforzando siempre que deberías ser reconocido, que deberías ser aceptado. Ésta es una estrategia muy astuta para mantener a la gente bajo control.

Me decían repetidas veces en mi universidad, “Deberías dejar de hacer estas cosas… sigues haciendo preguntas que sabes perfectamente que no pueden ser contestadas, y que ponen al profesor en una situación embarazosa. Tienes que pararlo; sino, esta gente tomará venganza. Ellos tienen poder; te pueden reprobar”.

Dije: “No te preocupes por ello. Estoy gozando en este momento formulando preguntas y haciéndolos sentir ignorantes. No son suficientemente valientes para decir simplemente, ‘no lo sé’. Entonces no habría de qué avergonzarse. Pero desean pretender que lo saben todo. Lo estoy gozando; mi inteligencia se está agudizando. ¿A quién le importan los exámenes? Pueden reprobarme solamente cuando aparezco en los exámenes; ¿quién va a aparecer? Si tienen esa idea de que pueden reprobarme, no entraré a los exámenes, y permaneceré en la misma clase. Tendrán que pasarme simplemente por el miedo de que durante un año ¡tendrán que enfrentarme de nuevo!”.

Y todos me aprobaron, y me ayudaron a pasar, porque deseaban librarse de mí. Ante sus ojos también estaba destruyendo a otros estudiantes, porque otros estudiantes empezaron a cuestionar cosas que habían sido aceptadas por siglos sin ninguna duda.

Mientras estaba enseñando en la universidad, sucedió lo mismo desde un ángulo diferente. Ahora le hacía preguntas a los estudiantes para hacerles notar que todos los conocimientos que han recolectado son prestados, y que ellos no saben nada. Les dije que no me interesaban sus grados, me interesaba su experiencia auténtica, y ellos no tienen ninguna. Están repitiendo simplemente libros que son anticuados; hace tiempo que han demostrado estar equivocados. Ahora las autoridades de la universidad me estaban amenazando: “Si continúas de este manera, acosando estudiantes, serás expulsado de la universidad”.

Dije, “Esto es extraño: era estudiante y no podía hacer preguntas a los profesores; ahora soy profesor ¡y no puedo hacer preguntas a los estudiantes! Entonces ¿qué función está cumpliendo esta universidad? Debería ser un lugar en donde se hacen preguntas, donde comienza la búsqueda. Las respuestas tienen que ser encontradas no en los libros sino en la vida y en la existencia”.

Dije: “Tú puedes expulsarme de la universidad, pero recuerda, estos mismos estudiantes, por los cuales me estás expulsando de la universidad, incendiarán la universidad entera”. Le dije al rector, “Deberías venir a ver mi clase”.

Él no podía creerlo: en mi clase había por lo menos doscientos estudiantes… y no había espacio, así que estaban
sentados en el lugar que podían encontrar: en las ventanas, en el piso. Él dijo, “¿Qué está sucediendo?, porque tú tienes solamente diez estudiantes”.

Le dije, “Esta gente viene a escuchar. Abandonaron sus clases; les encanta estar aquí. Esta clase es un diálogo. Yo no soy superior a ellos, y no puedo rechazar a nadie que venga a mi clase. Si es mi estudiante o no, no importa; si viene a escucharme, es mi estudiante. De hecho deberías permitirme tener el auditorio. Estos salones de clase son demasiado pequeños para mí”.

Él dijo, “¿El auditorio? ¿Quieres decir que toda la universidad se reúna en el auditorio? ¿Entonces qué harán los otros profesores?”.

Dije, “Eso tienen que averiguarlo ellos. ¡Pueden ir a colgarse! Deberían haberlo hecho mucho antes. El ver que sus estudiantes no iban a escucharlos era indicación suficiente”.


Los profesores estaban enojados, las autoridades estaban enojadas. Finalmente tuvieron que darme el auditorio… pero con mucha renuencia, porque los estudiantes los estaban forzando. Pero ellos dijeron, “Esto es extraño, los estudiantes que no tienen nada que ver con filosofía, religión o psicología, ¿por qué tendrían que asistir?”.

Muchos estudiantes le dijeron al rector: “Nos encanta. Nunca supimos que la filosofía, la religión, la psicología pudieran ser tan interesantes, tan cautivadoras; de lo contrario nos habríamos inscrito. Pensábamos que eran materias aburridas; solamente gente muy intelectual se inscribe en estas materias. Nunca hemos visto a ninguna gente divertida inscribiéndose en esas materias. Pero este hombre ha hecho los temas tan significativos, que al parecer aunque falláramos en nuestras propias materias, no importa. Lo que estamos haciendo es tan correcto en sí mismo, y estamos tan claros en ello, que no hay por qué cambiarlo”.

Contra el reconocimiento, contra la aceptación, contra los grados… pero finalmente tuve que dejar la universidad, no debido a sus amenazas sino porque reconocí que si miles de estudiantes pueden ser ayudados por mí, era un desperdicio. Puedo ayudar a millones de personas afuera en el mundo. ¿Por qué debería permanecer atado a una pequeña universidad? El mundo entero puede ser mi universidad.

Y tú lo puedes ver: He sido condenado.

Ése es el único reconocimiento que he recibido.

He sido tergiversado de todas las maneras. Todo lo que puede ser dicho contra un hombre, se ha dicho contra mí; todo lo que se puede hacer contra un hombre, se ha hecho contra mí. ¿Piensas que esto es reconocimiento? Pero amo mi trabajo. Lo amo tanto que ni siquiera lo llamo trabajo; simplemente lo llamo mi alegría.

Y todos los que eran de cierta manera mayores que yo, muy reconocidos, me han dicho: “Lo que estás haciendo no te va a dar ninguna respetabilidad en el mundo”.

Pero dije: “Nunca la he pedido, y no veo lo que haré con la respetabilidad. No puedo comerla, no puedo beberla”.

Aprende una cosa básica: Haz lo que desees hacer, lo que ames hacer, y nunca pidas reconocimiento. Eso es mendigar. ¿Por qué debería uno pedir reconocimiento? ¿Por qué debería uno anhelar aceptación?

Mira profundamente dentro de ti. Quizás no te gusta lo que estás haciendo, quizás tienes miedo de estar en el camino equivocado. La aceptación te ayudará a sentir que estás en lo cierto. El reconocimiento te hará sentir que estás yendo hacia la meta correcta.

La pregunta es de tus propias sensaciones internas; no tiene nada que ver con el mundo exterior. ¿Y por qué depender de otros? Todas estas cosas dependen de los otros; tú mismo te estás volviendo dependiente.

No aceptaré ningún premio Nobel. Toda esta condenación de todas las naciones alrededor del mundo, de todas las religiones, es para mí más valiosa. Aceptar el premio Nobel significa que me estoy volviendo dependiente; ahora no estaré orgulloso de mí, sino orgulloso del premio Nobel. En este momento sólo puedo estar orgulloso de mí; no hay nada más de lo que pueda sentirme orgulloso.

De esta manera te conviertes en un individuo. Y ser un individuo viviendo en total libertad, parado en tus propios pies, bebiendo de tu propia fuente, es lo que hace al hombre realmente centrado, arraigado. Ése es el principio de su florecimiento supremo.

Esta supuesta gente reconocida, gente honrada, está llena de basura y nada más. Pero está llena de la basura con la cual la sociedad quiere que se llenen… y la sociedad los compensa dándoles recompensas.

Cualquier hombre que tenga algún sentido de su propia individualidad vive por su propio amor, por su propio trabajo, sin importarle en absoluto qué piensan los otros de él. Cuanto más valioso es tu trabajo, menor es la posibilidad de conseguir alguna respetabilidad por él. Y si tu trabajo es el trabajo de un genio entonces no vas a tener ningún respeto en tu vida. Serás condenado en tu vida… entonces, después de dos o tres siglos, se harán estatuas de ti, tus libros serán respetados, porque toma casi dos o tres siglos para la humanidad entender toda la inteligencia que un genio tiene el día de hoy. La brecha es vasta.

Al ser respetado por idiotas tienes que comportarte de acuerdo con sus maneras, con sus expectativas. Al ser respetado por esta humanidad enferma tienes que estar más enfermo que ellos. Entonces te respetarán. ¿Pero qué ganarás? Perderás tu alma y no ganarás nada.

6 comentarios:

Martinuy dijo...

Muchas Gracias :)

Anónimo dijo...

Me fascinó lo que leí...sin embargo tengo una pregunta.
Esto aplica también en el núcleo familiar? Gracias¡¡

Mushin dijo...

Hola, anónimo: gracias por escribir y preguntar.
Es una pregunta muy importante, tal vez más que la respuesta.
Su pregunta: Esto aplica también en el núcleo familiar? Gracias¡¡
Al preguntar: "esto", (supongo que es "la necesidad de ser reconocido", dado que es un artículo un tanto extenso) aplica ......

Desde muy pequeños recibimos reconocimiento, de nuestra madre principalmente. Incluso dentro del vientre, el feto percibe ese reconocimiento. Luego de nacer recibimos esa sensación por medio del amamantamiento, de su mirada, caricias, lo que se podría traducir en aprobación (en el caso saludable). Esa aprobación luego se expresa en el lenguaje que vamos aprendiendo.
Si hablamos de la forma saludable tendríamos que en nuestra crianza nos cuidarían dejándonos tener la experiencia sin que nos hiciéramos daño, y no como se ve comúnmente que se le repite a los niños "NO", continuamente.
-No hagas esto, no aquello, no lo otro, porque te vas a lastimar, o porque no se hace, o porque,... porque... porque yo lo digo.... y así. Pero la mayoría de las veces no se da lugar a la experiencia.

He oído (como decía el maestro):
A un niño pequeño de preguntan su nombre, y contesta:
-Me llamo No.
-¿Cómo que "NO", qué clase de nombre es ése? pregunta el adulto.
- Bueno, cada vez que me hablan empiezan por "No".-

En ese momento se siente una energía diferente, a la de aprobación, y no se percibe como agradable. Si nuestra energía no está fluyendo con potencia desde nuestro interior (y es lo más probable porque somos pequeños en este caso) se contraerá y estancará dentro. Empezamos ahí a dar más importancia a lo externo, poniéndolo por encima de lo interno. Entonces se aprenden trucos para recibir aprobación. Hacemos lo que el otro quiere o considere que está bien. Eso se repite tantas veces y en tantas situaciones, de manera clara o sutil, que cuando tenemos edad adulta ni siquiera nos damos cuenta quiénes somos o qué nos gustaría.

La familia es la mayoría de las veces un centro o núcleo (como dijo en su pregunta) de "división" del ser, y no promueve al "individuo"
Individuo significa NO DIVIDIDO,

Por eso le contesto que para mí sí, la familia es el principal lugar donde se genera la necesidad de ser reconocido.
Es difícil encontrar una familia verdaderamente amorosa.
Ser amoroso con un ser querido significa darle la posibilidad que sea un ser íntegro, que tenga sus propias experiencias por sobre todas las cosas y no solo lo que le cuentan,... como sucede acutalmente.

Amar no es un don si bien hay algunos con más posibilidades que otros. Es primcipalmente una habilidad suceptible de desarrollo. Y no implica solo caricias y cara de buenito. Implica una gran fortaleza y coraje.
Para amar debemos primero ser individuos, .... íntegros.... o sea amarnos a nosotros mismos.

Por eso planteamos la necesidad de la ciencia interior, el conocer lo interior, y que sea una experiencia nuestra, no de otro.

Cuando la ciencia interior crezca acompasada a la ciencia exterior, este planeta se convertirá en un paraíso.

Ojalá le sirva para sentir mejor, y si es así, páselo a otros.
Namasté (lo divino que hay en mí, saluda a lo divino que hay en tí)

@afidio dijo...

En tu respuesta a anónimo Tratas de decir que ¿un padre debe, a pesar de advertirle a sus hijos de que ciertas actitudes y acciones, como por ejemplo: consumir drogas o unirse a grupúsculos bandalicos, debe permitir que ellos (los hijos) tomen su propias decisiones para que realmente puedan vivir sus experiencias y de esta manera, convertirse en individuos más íntegros a pesar de las consecuencias que pueden acarrear ese tipo de acciones? (acciones como las mencionadas en el ejemplo)

Mushin dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mushin dijo...

@afidio; antes que nada, gracias por participar.
Si observamos a un animal criando a sus cachorros, vemos que los cuida y los trata con paciencia y cariño, pero también le pone límites.
Los humanos cuando ponemos límites a nuestros hijos, los protegemos. De hecho, muchos niños y jóvenes piden límites a gritos.
Hay experiencias que no causan daños mayores, pero otras pueden causar un daño irreversible. En eso hay que cuidar mucho.
Aunque se vea contradictorio, muchas veces no se puede explicar a un niño por qué no se le permite tal cosa. Tiene que acatarlo y ya.
Es lo más saludable.
Tampoco vamos a permitirle que acuchille a otra persona para que tenga "experiencia".
Cuidado, la mente es muy astuta y busca dar vuelta a todo, lo que genera mucho gasto de tinta....